El sector requiere la definición de reglamentos y protocolos que le permitan operar durante la pandemia de covid-19.
La industria de la construcción requiere de reglamentos específicos que permitan su operación durante la pandemia de covid-19, señala Giancarlo Schievenini, socio de infraestructura y proyectos de CMS Woodhouse Lorente Ludlow (CMS México).
“Sería de suma importancia que, como en diferentes partes del mundo, se revisaran aspectos de apoyo a empleadores para mantener la actividad de la industria, otros que amortigüen los retrasos de obra, que se incentiven nuevos proyectos”, dijo.
El especialista añadió que algunos proyectos del sector construcción están detenidos por la emergencia sanitaria desde el 30 de marzo de 2020, al haber sido considerados como actividad no esencial, salvo en aquellas relacionadas con el mantenimiento y reparación de infraestructura crítica que aseguren la producción y entrega de servicios esenciales como agua, electricidad, gas, petróleo, gasolina, combustibles, sanidad básica, transporte público, hospitales e infraestructura médica. “Simplemente se detuvieron algunas actividades productivas, sin el trabajo necesario de regulación y ajustes a las leyes para ir solventando la crisis por sector”, aclaró.
Según cifras de la Cámara Nacional de la industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), en 2020 la producción de vivienda cayó 13%. “Ha sido la peor caída en ocho años”, señaló Gonzalo Méndez, presidente de la organización gremial.
En abril, de 2020, el Gobierno Federal incorporó a las actividades esenciales las relacionadas a la producción de vidrio, cemento y acero, pero eso sigue dejando afuera a la producción de vivienda y construcción en general.
Finalmente, Schievenini destacó que el pasado 17 de marzo del 2020, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró al covid-19 como un evento de fuerza mayor para las actividades jurisdiccionales. “Aunque esto no es una regulación aplicable a los contratos de construcción, establece un importante precedente en el contexto de las circunstancias actuales”, concluyó.
Arquitecto, urbanista, académico, conferencista, autor de varios libros. Pensador, crítico y estudioso de la ciudad, el arquitecto Toca murió este martes 12 de enero, a causa de Covid-19.
La última vez que vi al arquitecto Antonio Toca fue hace más de un año en los pasillos de la revista para la que ambos colaborábamos, él como columnista, claro, y yo como editora adjunta.
Con toda puntualidad el arquitecto entregaba sus opiniones mensualmente. Las últimas colaboraciones que recibí antes de que la editorial decidiera cerrar la versión impresa de la revista y liquidara al equipo expresaban su preocupación eterna: la ciudad.
Arquitecto y urbanista, académico, profesor de muchas generaciones, no perdía oportunidad para referirse a la urgente necesidad de descentralizar la carga que agobiaba a la Ciudad de México y la necesidad de establecer sus límites y reencausar las utopías que permitieran planear con más acierto las urbes.
En uno de sus libros, Arquitectura en México, que se terminó de escribir en 1996, planteaba ideas que ya eran urgentes entonces, las que, por cierto, la Cuarta Transformación vendió como vanguardia pero que no ha podido cumplir a cabalidad.
Toca planteaba como una disyuntiva para la futura evolución del país la “desconcentración para que los beneficios sean repartidos de manera más equitativa”, aunque a diferencia del actual gobierno tenía claro que además de desconcentrar la actividades de la Ciudad de México, trasladando algunas secretarías a otras regiones, era “conveniente” hacerlo también con el poder político.
Pero el arquitecto tenía claro que los extremos siempre son riesgosos, por eso también escribió: “El poder centralizado conduce a la tiranía y el disperso, al surgimiento de numerosos caciques”.
Las alternativa que vislumbraba para la planeación urbana en el país consistía en dejar de privilegiar a la Ciudad de México y apoyar el desarrollo en el resto de la nación.
Hacia ciudades compactas
En sus columna planteaba además que el mayor problema urbano en puerta era lograr que las ciudades fueran más compactas, seguras y sustentables.
La razón se la daban los números realizados a nivel global, pues las ciudades compactas, de acuerdo con organismos internacionales como la ONU, logran reducir hasta en un 90% las emisiones contaminantes. No hay que olvidar, aunque la pandemia gané en el debate público, que el mundo también está frente a una emergencia climática.
Para el arquitecto Antonio Toca, quien tenía la humildad y la sabiduría de reaprender el presente, el gobierno actual podría aplicar acciones que mejoraran la calidad de vida en el tema ambiental.
Entre esas acciones señalaba la necesidad de estimular la generación de energías renovables, reducir el consumo energético de los edificios, el transporte y los procesos de fabricación —al eficientar su operación y mantenimiento—, y promover el financiamiento público y privado, para la realización de obras y programas con esos objetivos.
Con la experiencia que otorga el tiempo, el arquitecto Antonio Toca también planteó la necesidad de “un proyecto y una esperanza”, para que la sociedad avanzara, pues sin ellos se corre el riesgo de paralizarse, por miedo al futuro o por un presente que se ha traducido en desigualdad extrema.
Y alertó que el problema para la supervivencia de la humanidad era tendencia destructiva de la especie, evidenciada en la irracionalidad de la producción y el consumo, y en las tecnologías aplicadas sin un “análisis previo de sus nefastas consecuencias”.
El arquitecto pensaba que estamos en el momento de ejercer “una racionalidad productiva” capaz de proteger los recursos naturales y la supervivencia de las especies, incluyendo la humana.
Desde su profesión vislumbraba la contribución en esa enorme tarea: “El avance de esa utopía se tendrá que hacer visible en los objetos simbólicos, en la arquitectura, y en el mayor de los artefactos: la ciudad”.
Gracias por sus ideas, arquitecto. Hoy, desde esta nueva trinchera que es HabitarMX, sitio que nace a la manera de una utopía, la necesaria para seguir de pie, lamentamos su ausencia y le rendimos honor con sus ideas. Descanse en paz.
La incertidumbre seguirá presente en el año que inicia y la desaceleración podría agudizarse, pero el organismo multilateral pinta un mejor panorama que en el 2020.
El ritmo de recuperación de las economías en el mundo es lento a pesar del inicio de la aplicación de la vacuna contra el Covid-19. Con todo, el Banco Mundial estima que la economía mexicana se recuperará con un 3.7 % del Producto Interno Bruto (PIB) este año, desde la caída de -9 % estimada en el 2020.
El organismo multilateral destaca que las economías que mas han sufrido, son aquellas con fuerte presencia del turismo y del sector servicios y que además han presentado severos contagios por covid-19.
También refiere que los riesgos de que la situación empeore incluyen “la posibilidad de un nuevo resurgimiento del virus, retrasos en la vacunación, efectos más graves en el producto potencial ocasionados por la pandemia y tensiones financieras”.
Crecimiento mundial con incertidumbre
A nivel. regional América Latina y el Caribe también tendrían un crecimiento del PIB de 3.7% en el 2021, respecto del -6.9% del año que terminó. Mientras las economías avanzadas mostrarían un avance de 3.3% , en comparación con el -5.4 del año previo.
El BM advierte que es probable que “en el curso de los próximos 10 años se agudice la desaceleración, largamente esperada, del crecimiento potencial”. A nivel global el organismo estimó que la economía crecerá 4 % en el presente año, desde el -4.3 %, pero dijo que “se mantendrá muy por debajo de las proyecciones previas a la pandemia”.
Alerta que “las prioridades inmediatas incluyen contener la propagación del virus, proporcionar alivio a las poblaciones vulnerables y superar los desafíos relacionados con el proceso de vacunación”.