Campeche: Del proyecto de un tren a la realidad

El proyecto del Tren Maya enciende los reflectores en Campeche como oportunidad para el mejoramiento urbano, pero los recursos limitados ponen freno.

Aspecto de la Ciudad de Campeche

El proyecto del Tren Maya en la ciudad de San Francisco de Campeche se debe enfocar en la reconfiguración del funcionamiento de la movilidad, servicios e infraestructura y desarrollo urbano, que son los ejes en los que tienen mayor incidencia para mitigar los impactos del tren y maximizar los beneficios de éste. 

En lo que toca a la polarización que vive la Ciudad , el paso del Tren Maya plantea el desarrollo de un polo urbano atractivo que concentre servicios y empleo, maximice el potencial de desarrollo futuro en la zona inmediata a la estación y mejore la movilidad de la ciudad por medio de la articulación de las zonas oriente y poniente.

Para lograrlo, el anteproyecto arquitectónico considera la unión de las dos partes de la ciudad, en forma de “X” y brazos entrelazados, a fin de que cada extremo del brazo pueda comunicar una ciudad con otra, así como una serie de estrategias para integrar elementos al sistema de movilidad actual.

Agua para la estación

En términos de infraestructura, es necesario que la dotación de agua y drenaje de la estación no se realice por medio de alternativas efímeras, sino que sea de manera coordinada con los tres niveles de gobierno, a modo que puedan ofrecer soluciones que permitan erradicar el problema de fondo.

Se requiere que la estación del Tren Maya asegure el correcto abastecimiento de agua, no contribuir con las malas prácticas e implementar medidas de compensación ambiental y soluciones técnicas para disminuir las afectaciones por inundaciones ordinarias y extraordinarias, deslaves, tormentas tropicales y huracanes, que son los principales riesgos que la zona presenta.

Conectividad multimodal

En materia de planeación y movilidad urbana, aunado a los planes y programas de ordenamiento y desarrollo urbano, estudios de ingeniería para el trazo del tren y la tipología de las estaciones, es obligado un estudio de movilidad integral especializado que permita establecer estrategias y acciones para mejorar la conectividad multimodal.

Al mismo tiempo, se debe prever la saturación vehicular, y determinar estrategias que permitan incentivar los usos peatonales y ciclistas, ofreciendo confort a los usuarios, puesto que la ciudad presenta altas temperaturas y no cuenta con vegetación que ofrezca sombra a los usuarios.

No es menos importante la incorporación de medidas de accesibilidad universal en el transporte y espacios públicos, así como el valorar el número de pasos a nivel o desnivel, acorde con la dinámica de la ciudad y no conforme a resultados genéricos por las ingenierías básicas.

Para que sean efectivas, las soluciones de movilidad deben ofrecer una alternativa a los requerimientos de la propia ciudad, contemplar el reordenamiento de las vialidades y establecer el mayor número de conexiones entre oriente y poniente, a fin de mitigar los impactos por el confinamiento de las vías férreas.

Diversidad económica

En materia social, el mejoramiento de los barrios inmediatos es prioritario y puede darse por medio de intervenciones integrales, que beneficien a la población local y turista, así como la creación de programas que eviten la expulsión de la población local.

El tema económico no es menor. Es preciso fomentar atractivos para potenciar las inversiones en desarrollo urbano compacto, incentivar la actividad turística, reforzar la identidad local de la ciudad, pero no se debe olvidar la necesidad de impulsar actividades industriales, logísticas, portuarias, de servicios e inmobiliarias y el aprovechamiento de cadenas de valor.

Si bien se plantea un centro de desarrollo urbano entorno a la estación, no se debe de perder de vista la importancia de que la autoridad regule a los desarrolladores y que se estimulen las intervenciones barriales en la zona de influencia.

Los recursos limitados

El riesgo es que pese a los planes se mantenga la dinámica económica actual y que la captación del mercado económico continúe siento acaparada por las ciudades protagonistas de la región, tal como ocurre actualmente con Mérida, como la trinchera administrativa, y Cancún, como región turística.

Las inversiones del gobierno en Campeche han girado los reflectores para realizar estudios y propuestas para el mejoramiento de la región. No solo se ha planteado la construcción de un megaproyecto, sino atender la problemática de las ciudades y el área de influencia.

Lamentablemente los recursos presupuestales para el Tren Maya, incluso los propios para su construcción, son limitados. Existen grandes restricciones para ejecutar las propuestas para el mejoramiento urbano integral, a pesar de la importancia atender las problemáticas desde la raíz, habrá que ver qué de todo los objetivos planteados se puede ganar.

Más metro

A casi siete años de su anuncio, fue puesta en operación la extensión de la Línea 2 del Metro de Monterrey.

Finalmente, después de 11 años se puso en operación la extensión de la Línea 2 del Metro de Monterrey. Felicidades a los usuarios que se verán beneficiados con la ampliación de este servicio y felicidades a todos los que se esforzaron para que este proyecto fuera realidad.

En 2010 se actualizó el Plan Maestro del Metro y se hicieron los estudios para la estructuración técnica, legal y financiera de la nueva línea; en junio de 2012 se aprobaron los primeros $1,100 mdp (Fonadin, a fondo perdido) y a mitad de 2014 empezaron los trabajos de construcción.

Casi siete años después, con una inversión del orden de los $10,000 millones de pesos, inició operaciones. Empieza con una oferta reducida, todavía no llega la totalidad de los carros, sin rutas alimentadoras y con la expectativa de sólo 116,000 ascensos.

Insisto, que bueno que ya está trabajando, seguramente los problemas iniciales se irán resolviendo y esperamos que en los próximos meses se liciten y entren en servicio las rutas alimentadoras, sólo así podríamos acercarnos a los beneficios sociales que debería generar este proyecto.

Pero más allá de los beneficios esperados, pocos o muchos, en medio de la más profunda crisis del sistema de transporte público de Monterrey, vale la pena preguntarse ¿es este el modelo que debemos seguir?, ¿tiene sentido invertir tantos recursos para tan pocos viajes?, ¿este tipo de obras nos va a sacar del problema? Ya me explico.

Hace poco más de seis años, cuando se inició la construcción de la Línea 3, el transporte público movía 3 millones de viajes (34% del total) con 34 kilómetros de metro y unos 5,500 autobuses. Mientras se construía la Línea 3, Metrorrey dejo de crecer en términos de demanda servida y la flota de autobuses se hizo chiquita, hoy sólo hay del orden de 2,800-3,000 unidades en servicio; el porcentaje de viajes que se mueven en transporte público es del 18% y con el metro apenas llega al 20%, la demanda servida andará en el orden de los 2 millones de viajes por día.

En síntesis, mientras se construía la Línea 3, el sistema de transporte público perdió cerca de 1 millón de viajes y, si las estimaciones son certeras, cuando estén en servicio todos los nuevos carros podríamos esperar sumar –recuperar, atraer, subir– 116,000 viajes adicionales. Pero para volver a niveles de 2015 faltarían por ahí de 800,000 o 900,000 viajes adicionales.

¿Hay otros proyectos o servicios más eficientes, social y financieramente hablando? Sí, por supuesto, mencionaré sólo dos ejemplos: corredores BRT y un sistema de bicicletas públicas. Con ese mismo dinero se podrían hacer cuatro o cinco “ecovías” (aún con todos sus problemas) y un sistema de bicicletas públicas, la demanda servida sería seis o siete veces más grande que la que se espera en la Línea 3.

Pero bueno, a lo hecho pecho, hay que licitar las alimentadoras, resolver los problemas iniciales y replantear la política tarifaria del Sistema Metro.

Por otro lado –reto para los candidatos a todos los cargos– hay que repensar la manera de hacer ciudad y movilidad. El problema en que nos metimos es tan grande que no se va a resolver con concreto, ni con carros y tampoco por la tradicional y obsoleta idea de que un aumento de tarifa es igual a más autobuses y mejores servicios.

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Gestionar el riesgo sísmico con enfoque sanitario

La pandemia obliga a gestionar el riesgo de desastres con un enfoque sanitario; ¿qué debemos hacer en caso de sismo?

first aid and surival kits
Debido a la pandemia de covid-19 se recomienda incluir en la mochila de emergencia cubrebocas y gel antibacterial para cumplir con las medidas de prevención. Photo by Roger Brown on Pexels.com

En un contexto de pandemia por covid-19, surge la necesidad de gestionar el riesgo de desastres con enfoque sanitario. Por ello, la Secretaría de Gestión Integral del Riesgo de Desastres y Protección Civil de la Ciudad de México expidió el Protocolo de actuación en caso de sismo ante la emergencia sanitaria.

Este protocolo pretende incluir el enfoque sanitario en las medidas de atención de la emergencia sísmica, al tiempo que brinda algunas directrices generales para prepararnos ante la probabilidad latente de encontrarnos en un escenario de multirriesgo en el que se conjugaría un sismo con el riesgo de contagio de covid-19.

Ese protocolo tiene como objetivo adaptar el Plan de Emergencia Sísmica de la Ciudad de México a las medidas sanitarias que demanda la pandemia, realizar recomendaciones sobre seguridad dirigidas a los actores técnicos y de apoyo a la emergencia sísmica, y generar instrumentos de coordinación que permitan establecer acciones conjuntas de atención en un escenario de sismo combinado con el covid-19.

En ese documento se pueden identificar algunos criterios claves que orientan todas las recomendaciones de actuación, como la necesidad de regular la participación voluntaria y espontánea para la atención a afectados en escenarios de sismo, la propensión de los hospitales covid-19 a sufrir daños por aquel evento, el empleo de personal técnico y asistencial menor de 60 años y sin comorbilidades que aumenten el riesgo de agravarse tras un eventual contagio, y, una forma de operar los refugios temporales que permita la separación de población en tres grupos: sospechosos de covid-19, población vulnerable a tal enfermedad y quienes no pertenezcan a alguno de esos dos grupos.

Aunque no todas las medidas contempladas en el protocolo son de carácter reactivas, lo cierto es que para que aquellas de carácter preventivo cumplan su cometido (preparar a la población para disminuir la probabilidad de contagio en caso de presentarse un sismo), es necesario un proceso de difusión y de reeducación de la sociedad civil, respecto a las medidas que deben tomar en el contexto sísmico dada la actual emergencia sanitaria.

Sin embargo, lo cierto es que tanto los medios de comunicación como el gobierno de la ciudad concentran sus esfuerzos actuales en atender e informar acerca de la emergencia sanitaria y poca o ninguna difusión se ha hecho con la finalidad de preparar, a una población altamente expuesta a la amenaza de sismo, para que tomen las medidas adecuadas de cara a un escenario de multirriesgo que conjugue a aquel con la pandemia.

¿Qué debemos hacer en un escenario de multirriesgo como el descrito? Algunas de las medidas preventivas que se señala el protocolo de actuación en caso de sismo, ante la emergencia sanitaria causada por COVID-19, son: agregarle a la mochila de emergencia productos sanitizantes, así como tener a la mano cubrebocas, caretas y gel antibacterial al momento de evacuar.

Adicionalmente, la evacuación y tiempo de espera fuera de los inmuebles debe contemplar la sana distancia (sobre todo por parte de quienes se encontraban aislados con ocasión al covid-19), en ese momento es de suma importancia no abrazarse y no hablar innecesariamente para disminuir el riesgo de contagio.

También resulta relevante, en el caso de los desaparecidos o fallecidos, manifestarle al personal de rescate si estos eran sospechosos de covid-19 o tenían tal enfermedad para brindar un trato diferencial que corte la cadena de contagios.

Por otra parte, es importante estar atentos a lo que se diga, por parte de las autoridades, en los altavoces de la alarma sísmica, pues de acuerdo con el protocolo, éstos deberán usarse para transmitir mensajes dirigidos a la prevención de contagios durante la atención de la emergencia sísmica.

Quienes deseen apoyar como voluntarios en la atención de esa emergencia, deberán -en todo caso- consultar las directrices que al respecto dispongan las autoridades al encontrarnos en un contexto donde quedarse en casa, puede salvar vidas.

La sociedad civil es un sujeto activo en la construcción del riesgo, por tanto, es necesaria su participación en cada una de las etapas de la gestión integral de este. Para eso es de crucial importancia el acceso a la información pertinente por parte de aquella. Prepararnos para un escenario multirriesgo, que combine al covid-19 con la emergencia sísmica, es una responsabilidad compartida entre el gobierno y todos lo sectores de la sociedad civil.  

Los retos que debe sortear el Tren Maya en un Campeche dividido

En la ciudad de San Francisco de Campeche se planea la construcción de una estación ferroviaria del Tren Maya, aunque promete facilitar la conexión entre Campeche y Yucatán, representa serios retos al interior de la urbe.

Esquema de la conformación urbana en Campeche. Imagen: Cortesía.

En la ciudad de San Francisco de Campeche se planea la construcción de una estación ferroviaria para el paso del Tren Maya, de vocación principalmente turística, y que promete facilitar la conexión entre Campeche y Yucatán, pero con todas las ventajas que puede eso tener, representa serios retos al interior de la urbe, además de evidenciar los ya existentes.

La vía férrea existente que se rehabilitará cruza la ciudad. Antes, esa vía era utilizada parcialmente para el transporte de mercancías, pero no ha estado en funcionamiento desde hace mucho tiempo, razón por la que, actualmente hay  un gran número de asentamientos de viviendas irregulares sobre el derecho de vía.

En cuanto a la estación, ésta se localiza en área urbana, y su reconstrucción está prevista  en terrenos que forman parte del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, a un costado de la antigua estación de Campeche y cercana a zonas habitacionales, equipamientos, servicios y al aeropuerto.

Esa cercanía representa un gran potencial para mejorar la captación del mercado de inversión turística e industrial, pues está rodeada de los corredores económicos más importantes de la ciudad.

La vocación turística de la estación es producto de  los sitios de gran interés que posee Campeche en aspectos naturales, culturales e históricos; es la única ciudad patrimonial amurallada caribeña en México, está rodeada de zonas arqueológicas mayas, áreas naturales e, incluso, reservas ecológicas.

Pero ni la ciudad y ni el área que circunda a la estación cuentan con un desarrollo inmobiliario consolidado, faltan proyectos de vivienda (predomina la autoconstrucción), oficinas y comercios.

Si bien la entidad cuenta con el PIB más alto de la Península de Yucatán, producto de su actividad petrolera, esa riqueza se concentra principalmente en Ciudad del Carmen. La ciudad de San Francisco Campeche no tiene gran impacto económico, su vocación principal son los servicios gubernamentales.

Sin embargo, es un importante polo cultural; tiene una importante oferta educativa, cultural y de salud, por lo que es considerada una de las tres ciudades más competitivas, de acuerdo con el rango de población que va de 500 a 250 mil habitantes, del Indice de productividad.

Por ahora, la vía del tren es una barrera física que evidencia la división de la ciudad, de ahí el reto de que el confinamiento del tren, la rehabilitación de las vías y la cancelación de cruces vehiculares por dicho confinamiento, no exacerben las diferencias entre los dos Campeches:  Del lado poniente, donde se localiza el centro histórico, el protagonista de la concentración de comercios y servicios, oferta cultural y empleo; y del oriente, el marginal, donde se concentra el mayor número de viviendas sin un plan urbano.

Tampoco hay que perder de vista que la movilidad está altamente condicionada a la dinámica urbana y la estructura vial. Pese a ser una ciudad pequeña, el uso de automóvil es el medio más utilizado, lo que satura el sistema vial.

Sin una planeación en ese sentido, la generación de nuevos viajes, producto del nuevo polo de desarrollo urbano, podría contribuir a la saturación del sistema por el aumento de los flujos vehiculares.

En términos de infraestructura urbana,  un porcentaje importante de la población carece de una red de drenaje, lo que trae consigo graves problemas ambientales ante el vertimiento de aguas negras directo al mar, sin pasar por una planta de tratamiento de agua o a fosas sépticas.  Esto propicia la contaminación del manto freático; el agua residual termina trasminándose por el tipo de suelo de la región.

En cuanto a la distribución de agua potable, se  cuenta con cobertura parcial  se realiza por tandeo; el resto de la ciudad se alimenta por medio de pozos de agua extraída, sin conexiones con el sistema general y con altos costos energéticos por bombeo. Los retos de la propia ciudad en este tema van más allá del paso del tren.

Hasta aquí, para empezar.

Invisibles o ciegos

El censo 2020 nos ofrece la posibilidad de afinar la puntería en políticas públicas o, de plano, confrontar preconcepciones.

Por Moisés López Cantú

Qué bonito es lo bonito, dice una expresión popular. Qué bonitos son los números digo yo, tan bonitos que hasta hay número áureo y números imaginarios. Desafortunadamente, a pesar de su belleza y poder, a veces no sirven para nada.

A veces los números son invisibles o quienes los ven son, somos, ciegos.

El censo de 2020 nos ofrece algunos ejemplos: el número de viviendas deshabitadas, el número de personas con algún tipo de discapacidad y el número de viviendas en donde hay, cuando menos, una bicicleta que se usa como medio de transporte.

Según el censo, ya somos 5.78 millones de habitantes en Nuevo León, hay más de 2 millones de viviendas y 382,005 están deshabitadas, 18.7% del total. De qué nos sirve conocer el dato; hasta hoy de nada, no tenemos una política pública orientada al aprovechamiento de ese activo. Si se asume un valor bajo, digamos de $500,000 pesos, el valor total del activo sería casi dos veces el presupuesto de todo el estado o, si se quiere, lo suficiente para vacunar tres veces, contra el Covid, todo México.

En Nuevo León, 806,079 personas tienen algún tipo de discapacidad con limitación en la actividad cotidiana (14%) y un 5.6% tiene limitaciones para caminar, subir, bajar o ver, aun utilizando lentes. La pregunta obligada ¿Podríamos aspirar a que, cuando menos, el 6% de los presupuestos públicos se destina para remediar o mitigar los efectos de estas discapacidades o limitaciones en el espacio público y servicios para la movilidad?

Dicen que en Nuevo León no hay ciclistas, que porque hace mucho calor, y que por eso no se debe invertir en ciclovías. El Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) del Área Metropolitana de Monterrey (AMM) dice que –a pesar del calor– el 19% de los viajes se hacen caminando y que el 0.8% en bicicleta, eso es más o menos 90,400 viajes diarios. 

Pero el censo 2020 dice que en Nuevo León el 42% de las viviendas ocupadas no disponen de ningún vehículo motorizado (viviendas en cochelandia, pero sin coche) y que hay 190,686 viviendas que tienen, cuando menos, una bicicleta que se usa como medio de transporte. Si nos atenemos al promedio de viajes por habitante (2.2 según el PIMUS) en Nuevo León se harían, cuando menos, 419,509 viajes en bicicleta todos los días. 

¿Son los ciclistas invisibles o el resto de nosotros ciegos? ¿Qué tantos son 419,509 viajes diarios en bicicleta? Bueno, son muchos más de los que se mueven en el Metro de Monterrey, y como tres veces el número de personas que pasan por la joya de la corona de la infraestructura para los autos en Monterrey (Gonzalitos) en un día típico.

Por eso digo, qué bonitos son los números y que inútiles pueden llegar a ser.

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Arquitectura poscovid-19

El covid-19 ha subrayado la importancia de la salud en las ciudades, viviendas y oficinas.

Las oficinas se están rediseñando para permitir la sana distancia entre colaboradores.
Foto: Cortesía George & Willy / https://www.georgeandwilly.com/

Con 55% de la población mundial viviendo en urbes, según ONU Hábitat, y con estas como epicentros de la pandemia de covid-19, la arquitectura y el urbanismo se encuentran en una encrucijada.

El covid-19 ha demostrado la importancia de la salud humana en los entornos urbanos, las viviendas y las oficinas. Así, el confinamiento recurrente nos obliga a replantear las premisas sobre las que construimos los espacios. Por ejemplo, con un gran número de personas alrededor del mundo realizando home office, las viviendas y las oficinas se convertirán en espacios flexibles, más seguros y cómodos, pero sobre todo saludables.

Entre los cambios más inmediatos veremos un auge de materiales fáciles de limpiar y con propiedades antisépticas; también se priorizará la implementación de sistemas controlados por voz o reconocimiento facial para evitar el contacto con las superficies.

En el sector residencial, probablemente, veamos el regreso de los recibidores, que servirán como estaciones de desinfección y para el guardado de zapatos; o simplemente para atender visitas cortas; así como la incorporación de espacios para el trabajo y la escuela. También se privilegiarán los espacios abiertos como terrazas, balcones y roof gardens debido a la necesidad de los seres humanos de conectar de manera emocional con el exterior.

Estas tendencias, sin duda, representarán un desafío para las empresas inmobiliarias, que tendrán que optimizar el suelo escaso sin impactar considerablemente los precios para no afectar las ventas.

Asimismo, es probable que plazas de propiedad vacacional comiencen a experimentar un incremento en la demanda ante un interés de los consumidores por viviendas con mayores espacios, precios más competitivos y localidades con atractivos como bosques o playas.

En el caso de las oficinas, el paradigma también cambió. En el corto plazo, se pasó de privilegiar los espacios abiertos y las áreas comunes para la interacción entre los colaboradores a reconfigurar el diseño para garantizar la sana distancia y la mayoría de ellas estarán funcionando en un esquema híbrido.

Sin embargo, a largo plazo los desafíos son mayores. Por ejemplo, durante décadas los edificios se han diseñado con un sello de aire hermético para maximizar la eficiencia energética; sin embargo, ahora se requieren opciones que permitan incorporar la ventilación natural sin que ello implique un incremento en el consumo energético.

En el ámbito urbano también se requerirán nuevas políticas públicas orientadas al desarrollo de ciudades más limpias y más caminables.

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Inundaciones en la CDMX, de la protección civil a la gestión integral del riesgo

La elevada propensión de la capital del país a inundaciones requiere un enfoque de gestión integral del riesgo, atendiendo las características demográficas.

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La zona céntrica de la capital del país coincide con la zona que en otra época estuvo ocupada por lagos. Photo by Genaro Servín on Pexels.com

La construcción de la Ciudad de México sobre lagos desecados sumada a factores como la distribución de las precipitaciones, la prolífera urbanización y las características topomórficas de la ciudad se traducen en una alta propensión a la amenaza de inundación, condición que debe ser abordada desde un enfoque de gestión integral del riesgo de desastres.

Según el Anuario Estadístico y Geográfico de la Ciudad de México del Inegi (2017), 45% del suelo es llanura y 48% sierra, esto configura una depresión hacia el centro de la ciudad cuya parte más baja coincide con la zona que en otra época estuvo ocupada por lagos. Lo anterior ha generado un proceso de hundimiento que supone un reto más a la hora de gestionar el riesgo de inundación en la ciudad, puesto que las aguas residuales de esta son evacuadas mediante bombeo, a través de túneles.

En ese sentido para Arsenio González, del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), la condición de “ciudad seca” en la Ciudad de México está siempre a prueba, puesto que si alguno de los túneles que evacuan el agua residual o pluvial deja de funcionar, se reconstituiría de manera natural el lago (Entrevista tomada de Morán, J. (2017). Escenarios de riesgos y desastres por sismos e inundaciones en la zona metropolitana de la Ciudad de México. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis.).

Intensidad de la amenaza de inundación

Fuente: Elaboración propia con base en el Atlas de riesgo de la CDMX.

Ante este panorama, la gestión integral del riesgo de desastres por inundación aparece como una necesidad más allá de ser un asunto de obligatoriedad legal. Y es justamente eso lo que demandan las características fisiográficas y sociales de la Ciudad de México: gestión integral del riesgo, que no es sinónimo de planes de protección civil. Estos últimos son solo una pequeña parte del universo que implica aquella, cuyo proceso involucra, entre otras cosas, actividades tendientes a la identificación y mitigación de vulnerabilidades tanto físicas como sociales. La importancia que reviste el estudio de la vulnerabilidad radica en que ésta, en interacción con la amenaza, dan paso al riesgo que a su vez puede traducirse en un desastre si no se gestiona adecuadamente.

La gestión integral del riesgo de inundación en la Ciudad de México debe atender a las complejidades sociales de la misma, máxime si se considera que 56% de las Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB) urbanas se ubican en zonas expuestas a altas intensidades de la amenaza de inundación (estimación propia con datos del Atlas de Riesgo de Inundación y del Censo de Población y Vivienda 2010), o que esta posee una densidad poblacional de 6,163.3 habitantes/km2 (INEGI, 2020). Esto supone un complejo sistema de población e infraestructura físicamente vulnerable ante inundaciones y resulta indiciario de las múltiples afectaciones que se padecerían con la materialización de un desastre de grandes proporciones por dicha amenaza.

“Las características demográficas de la población capitalina evidencian la necesidad de formular políticas en materia de gestión integral del riesgo de inundación con, al menos, enfoques de género, etario y de discapacidad, que permitan la mitigación del riesgo a partir de la deconstrucción de la vulnerabilidad”.

Así, cuestiones como el bajo índice de masculinidad de la ciudad (91.7 hombres por cada 100 mujeres), el alto índice de envejecimiento (90.2 personas de 60 años o más por cada 100 niños y adolescentes – entre 0 y 14 años de edad-) y la significativa proporción de personas en condición de discapacidad (8.23% de total nacional), evidencian la necesidad de formular políticas en materia de gestión integral del riesgo de inundación con, al menos, enfoques de género, etario y de discapacidad, que permitan la mitigación del riesgo a partir de la deconstrucción de la vulnerabilidad. 

De continuar el tratamiento del riesgo de inundación desde la perspectiva histórica de la protección civil y más aún, desde la idea de que estos desastres son de carácter natural, solo continuaremos aportando al proceso de construcción social del riesgo de inundación.

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El acceso al agua y su impacto en la pandemia

La falta de acceso al agua, saneamiento y drenaje pone a la población en mayor riesgo de contagio de covid-19.

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En la capital del país, 36 de cada 100 viviendas carecen de suministro de agua diario, según Evalúa CDMX. Photo by Steve Johnson on Pexels.com

La pandemia de covid-19 ha develado las importantes carencias territoriales sostenidas a lo largo del tiempo en cuanto al acceso a los bienes y servicios públicos como el agua y el saneamiento.

De acuerdo con los datos del último Censo de Población y Vivienda 2020, en México, 96% de las viviendas particulares habitadas disponen de agua entubada mientras que países como Francia tiene una cobertura de 100% y EE.UU de 99%; el drenaje, por su parte, existe en 95% de las viviendas particulares habitadas.

Si bien se manifiesta una importante mejora en el acceso, todavía prevalecen diferencias entre cabeceras municipales y el resto de las localidades de cada municipio, que siguen un patrón disperso de localización. Según cifras del nuevo censo, 62.7% de las viviendas de localidades de entre 250 y 2,499 habitantes no disponen de agua entubada.

En este contexto, y centrando la discusión en la importancia que tiene el acceso a los servicios con relación a los efectos de la pandemia, que demanda extremar medidas preventivas como el lavado de manos de forma periódica, las desventajas que se gestan en territorios que no tienen acceso, denota importantes desigualdades que tienen que ser atendidas, pues se trata de población que se encuentra en mayor riesgo.

Datos de Evalúa CDMX muestran que en los hogares del primer quintil de ingreso, es decir los que reciben un menor ingreso laboral, es donde existe una tendencia mayor a la interrupción del servicio de agua potable: en 36 de cada 100 viviendas no llega el servicio diario; y es precisamente este sector el que detenta mayor vulnerabilidad y riesgo ante el covid-19.

En la Ciudad de México, por ejemplo, 70% de la población en la capital del país no recibe el agua de manera continua, es decir menos de 12 horas al día y 18% tiene que esperar varios días para obtener el líquido por apenas 2 horas.

Respecto de los casos confirmados de covid-19, cifras del gobierno de la Ciudad de México dejan ver que alcaldías como Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón son los que más casos activos tienen al cierre de enero.

AlcaldíaCasos confirmados
de covid-19
RankingViviendas sin
agua entubada*
Ranking
Iztapalapa67,88011,2785
Gustavo A. Madero52,71427557
Álvaro Obregón52,66834178
Tlalpan42,94448,3732
Coyoacán27,332513312
*Hay que considerar que contar con la infraestructura para el suministro de agua no implica que se cuente con el servicio de manera continúa.
Fuente: Elaboración propia con información del Gobierno de la Ciudad de México e Inegi.

A nivel nacional, entre 2017 y 2020 el gasto de obra pública destinado a la provisión de agua potable, drenaje y saneamiento se redujo, según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). En este periodo se destinaron en promedio 1,143 millones de pesos (mdp), equivalentes a 0.6% de la inversión en vivienda y servicios comunitarios.

Esta realidad precisa de abrir la discusión sobre la necesidad de invertir en la provisión de mejores servicios para el desarrollo urbano como un elemento necesario para promover procesos de inclusión territorial y un medio para mejorar las condiciones de habitabilidad urbana y de acceso a la vivienda.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente reflejan los puntos de vistas de HabitarMX.