En la ciudad de San Francisco de Campeche se planea la construcción de una estación ferroviaria para el paso del Tren Maya, de vocación principalmente turística, y que promete facilitar la conexión entre Campeche y Yucatán, pero con todas las ventajas que puede eso tener, representa serios retos al interior de la urbe, además de evidenciar los ya existentes.
La vía férrea existente que se rehabilitará cruza la ciudad. Antes, esa vía era utilizada parcialmente para el transporte de mercancías, pero no ha estado en funcionamiento desde hace mucho tiempo, razón por la que, actualmente hay un gran número de asentamientos de viviendas irregulares sobre el derecho de vía.
En cuanto a la estación, ésta se localiza en área urbana, y su reconstrucción está prevista en terrenos que forman parte del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, a un costado de la antigua estación de Campeche y cercana a zonas habitacionales, equipamientos, servicios y al aeropuerto.
Esa cercanía representa un gran potencial para mejorar la captación del mercado de inversión turística e industrial, pues está rodeada de los corredores económicos más importantes de la ciudad.
La vocación turística de la estación es producto de los sitios de gran interés que posee Campeche en aspectos naturales, culturales e históricos; es la única ciudad patrimonial amurallada caribeña en México, está rodeada de zonas arqueológicas mayas, áreas naturales e, incluso, reservas ecológicas.
Pero ni la ciudad y ni el área que circunda a la estación cuentan con un desarrollo inmobiliario consolidado, faltan proyectos de vivienda (predomina la autoconstrucción), oficinas y comercios.
Si bien la entidad cuenta con el PIB más alto de la Península de Yucatán, producto de su actividad petrolera, esa riqueza se concentra principalmente en Ciudad del Carmen. La ciudad de San Francisco Campeche no tiene gran impacto económico, su vocación principal son los servicios gubernamentales.
Sin embargo, es un importante polo cultural; tiene una importante oferta educativa, cultural y de salud, por lo que es considerada una de las tres ciudades más competitivas, de acuerdo con el rango de población que va de 500 a 250 mil habitantes, del Indice de productividad.
Por ahora, la vía del tren es una barrera física que evidencia la división de la ciudad, de ahí el reto de que el confinamiento del tren, la rehabilitación de las vías y la cancelación de cruces vehiculares por dicho confinamiento, no exacerben las diferencias entre los dos Campeches: Del lado poniente, donde se localiza el centro histórico, el protagonista de la concentración de comercios y servicios, oferta cultural y empleo; y del oriente, el marginal, donde se concentra el mayor número de viviendas sin un plan urbano.
Tampoco hay que perder de vista que la movilidad está altamente condicionada a la dinámica urbana y la estructura vial. Pese a ser una ciudad pequeña, el uso de automóvil es el medio más utilizado, lo que satura el sistema vial.
Sin una planeación en ese sentido, la generación de nuevos viajes, producto del nuevo polo de desarrollo urbano, podría contribuir a la saturación del sistema por el aumento de los flujos vehiculares.
En términos de infraestructura urbana, un porcentaje importante de la población carece de una red de drenaje, lo que trae consigo graves problemas ambientales ante el vertimiento de aguas negras directo al mar, sin pasar por una planta de tratamiento de agua o a fosas sépticas. Esto propicia la contaminación del manto freático; el agua residual termina trasminándose por el tipo de suelo de la región.
En cuanto a la distribución de agua potable, se cuenta con cobertura parcial se realiza por tandeo; el resto de la ciudad se alimenta por medio de pozos de agua extraída, sin conexiones con el sistema general y con altos costos energéticos por bombeo. Los retos de la propia ciudad en este tema van más allá del paso del tren.
Hasta aquí, para empezar.
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