Solo 0.36% de los planteles beneficiados por el programa La escuela es nuestra (LEEN), mediante el que se destinan recursos de manera directa a la comunidad escolar para el mejoramiento de la infraestructura, solicitó asesoría especializada.
Por ello, Ildefonso González, director de Infraestructura del Instituto Nacional de la Infraestructura Educativa (Inifed), señaló que es “indispensable fortalecer la asesoría” dentro del programa.
En su intervención en el Taller Internacional Virtual Avances recientes en el incremento de la resiliencia y la sustentabilidad de la infraestructura física educativa, González reportó que entre 2019 y 2020, el INIFED atendió 190 asesorías a los Comités Escolares de Administración Participativa (CEAP).
Mínima participación
Entre 2019 y 2020 el Inifed atendió 190 solicitudes de asesoría técnica para la mejora de la infraestructura escolar.
Estado | Número de asesorías a los CEAP |
Campeche | 68 |
Guerrero | 1 |
Querétaro | 70 |
Sinaloa | 23 |
Tabasco | 17 |
Zacatecas | 11 |
Y de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el programa ha beneficiado a 51,799 planteles públicos de educación básica, desde su creación el 3 de octubre de 2019.
La falta de asesorías técnicas ha ocasionado que algunas de las intervenciones ejecutadas no cumplan con la normatividad y constituyan un riesgo para la comunidad escolar. Es el caso del Jardín de niños José Vasconcelos en Parras, Coahuila, donde se construyó un arco techo que es atravesado por un poste de luz.
Desde la creación del programa, que sustituirá al Inifed, diversos especialistas levantaron la voz sobre el riesgo que podía representar trasladar a la comunidad estudiantil la responsabilidad de elegir y ejecutar las mejoras de infraestructura.
“Se van a transferir a personas que no están especializadas en el manejo de recursos públicos y que no tienen porqué desempeñar esa labor, eso abre un espacio a la discreción en el uso de los mismos, aunque no se haga con mala intención”, señaló Thamara Martínez Vargas, coordinadora de Educación y Finanzas Públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) en entrevista con el portal Animal Político.
Además, se ha documentado ampliamente que los inmuebles desarrollados vía la autoconstrucción suelen ser los más afectados.
Por ejemplo, en Perú, el sismo de Nazca en 1996 evidenció que si bien las escuelas dañadas seguían el diseño recomendado en la normatividad de 1977, este “fue aplicado sin una debida ‘supervisión’, en algunos casos adaptado por personas no calificadas que construyeron de manera no ingenieril”, explicó Carlos Zavala, director del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres, en su intervención en el taller sobre resiliencia y sustentabilidad de la infraestructura educativa.