Reserva Santa Fe, una apuesta por la sustentabilidad

Este complejo residencial es uno de los 24 que aspira a la certificación Living Community Challenge, la más rigurosa de construcción sustentable.

Reserva Santa Fe, compromiso con la sustentabilidad
Intervención mínima. El complejo residencial representa apenas 14% del predio, que desarrolla bajo la figura de reserva nacional privada. Foto: Cortesía Reserva Santa Fe.

Ubicado en Lerma, Estado de México, el proyecto residencial Reserva Santa Fe comprende un espacio de 195 hectáreas, de las cuales 110 son área boscosa protegida bajo la figura de reserva nacional privada. Por ello, de la extensión total del terreno, 86% corresponde a áreas verdes y 14% se destinará a la construcción de 500 viviendas residenciales.

Además, el desarrollo -en construcción- es considerado el primero con huella ecológica positiva, al ser uno de los 24 en todo el mundo y el único en América Latina registrado para obtener la certificación de Living Community Challenge del Living Future Institute, el estándar de calificación más riguroso en cuanto a construcción sustentable.

Algunos de los datos ecoeficientes que se estiman durante su edificación y operación son la captación de agua pluvial para uso y recarga de mantos acuíferos; descarga cero, manejo y tratamiento de aguas residuales totales; diseño de irrigación pasiva del paisaje y colocación de paneles solares en las viviendas para la generación de toda la energía eléctrica que se consuma. También se planea la existencia de una estación de monitoreo, en la que investigadores especializados levantarán variables de evaluación que registren la evolución de la salud del bosque.

No obstante, la sustentabilidad de este desarrollo también se concibe como una iniciativa que conjunta a las comunidades locales, específicamente el poblado de Salazar, las autoridades y la iniciativa privada para conservar el corredor boscoso que divide los Valles de la Ciudad de México y de Toluca.

Bajo el esquema de negocio de Reserva Santa Fe, 80 familias de ejidatarios son socios del proyecto, aportando la tierra al fideicomiso, como lo haría cualquier otro inversionista de pleno derecho.

“El hecho de considerarnos como partícipes activos de este proyecto nos entusiasma para dar continuidad a la preservación de un importante pulmón para el Estado de México y la Ciudad de México, y que es también nuestro hogar”.

Benedicto Torres de la Cruz, presidente del Comisariado Ejidal del Ejido de Santa María Atarasquillo, Sección Cieneguillas.

Por su parte, Armando Turrent Riquelme, CEO Reserva Santa Fe, señaló en el evento de banderazo de inicio de obra, que “Reserva Santa Fe es una iniciativa así, en la que confluyen el bienestar de largo plazo de comunidades y pueblos originarios, el compromiso con el ambiente y -por ende- con el futuro, y el rendimiento de una inversión exitosa y la generación de empleos. […] Este modelo de inclusión y colaboración incluye a 80 familias de ejidatarios en el negocio y, además, empleará a 2,000 personas de manera permanente y 1,000 temporalmente”.

El complejo contará con una inversión de 5,000 millones de pesos (mdp); y la primera etapa se realizará en un periodo de tres años; sin embargo, los trabajos de construcción se mantendrán activos por siete años más, una vez que se concluya la edificación de las viviendas.

En cifras

Inversión5,000 millones de pesos
Extensión195 hectáreas
Empleos2,000 permanentes, 75% locales
1,000 temporales
Viviendas500 residencias
Áreas verdes110 hectáreas
Fuente: Reserva Santa Fe

Por otro lado, Rafael Díaz Leal, secretario de Desarrollo Urbano y Obra del gobierno del Estado de México, señaló que el proyecto “tiene un impacto positivo en el medio ambiente a diferencia de los demás proyectos residenciales, porque tiene un potencial de regeneración de los bosques, de recarga de los mantos acuíferos, en la captación de agua de lluvia y más elementos que en términos de sustentabilidad lo hace un proyecto redondo”.

Este proyecto ofrece distintas amenidades como más de 25 kilómetros de senderos peatonales y para bicicleta, campos de futbol, canchas de tenis y de paddle tenis, puentes colgantes, tirolesas, vivero y granja; mismas que respetarán la flora local, dominada por oyameles.

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Author: Amanda Solís Tapia

Periodista con 15 años de experiencia. Ha colaborado en los periódicos Reforma y Centro, y las revistas Obras, Forbes México y Centroamérica, y Fortune México.

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